Traidor

Traidor
Evitando el ablande.

viernes, 15 de abril de 2011

Fragmento de antiguo poema indio.

El verdadero sobrenatural Gran Caníbal del Extremo Norte del Mundo ha movido sus pies.


¡Oh, el verdadero sobrenatural Gran Caníbal del Extremo Norte del Mundo ha movido sus pies!

¿Qué busca el verdadero sobrenatural Gran Caníbal del Extremo Norte del Mundo? Nos llama.

¡Oh, el verdadero sobrenatural Gran Caníbal del Extremo Norte del Mundo nos llama!

En una noche mágica de invierno, el verdadero sobrenatural Gran Caníbal del Extremo Norte del Mundo ha movido sus pies y nos llama.

El verdadero sobrenatural Gran Caníbal del Extremo Norte del Mundo busca carne humana.

¡Oh! ¡El verdadero sobrenatural Gran Caníbal del Extremo Norte del Mundo busca carne humana!

Oí su llamado y salí a encontrarlo. ¡Oh, salí a buscarlo!

El verdadero sobrenatural Gran Caníbal del Extremo Norte del Mundo traía cuerpos humanos.

¡Oh! ¡El verdadero sobrenatural Gran Caníbal del Extremo Norte del Mundo traía cuerpos humanos!

¡Hmm! Ñam, ñam, ñam. El verdadero sobrenatural Gran Caníbal del Extremo Norte del Mundo me enseñó a comer cuerpos humanos. ¡Oh, me enseñó a comer cuerpos humanos!

Y ahora sólo quiero comer cuerpos humanos. ¡Oh, ahora, como el verdadero sobrenatural Gran Caníbal del Extremo Norte del Mundo sólo quiero comer cuerpos humanos!

lunes, 4 de abril de 2011

Zeus

–El guión se me ocurrió un día, tirado como siempre en la cama, en pose de galo moribundo, y pensando en lo absurda que resultan, en general, las visiones moralistas de la vida. Son visiones de señoras, pensé, aunque no todo el que la sostiene sea una señora, fisiológicamente hablando. Entonces me pregunté qué sucedería si uno de ellos, un moralista, digo, qué sucedería si se despertase un día siendo una señora o, al menos, sintiéndose una señora. Ahí nació la idea del guión y después me puse a imaginarme a mí mismo contestándole esto mismo a usted en un estudio igual que este; todo lo cual demuestra, de manera irrefutable, la existencia de Dios.

El periodista cabeceó: dormitaba. Al artista no pareció importarle y continuó hablando:

–Entonces imaginé la escena del espejo, una escena a todo color y cargada de dramatismo. Pero, ¿y si lo vuelco todo en un libro?, pensé. Imagínese: miles de palabras y palabritas para describir la escena, las sutilezas escondidas en el alma del personaje, su mirada angustiada y decepcionada, su tragedia interior, el colorete ridiculizando su cara y asemejándolo a un arlequín, un collar de gruesas perlas apresando su cuello… Podía ver el efecto de luz y sombra provocado por una vela o una lámpara, mostrando y ocultando aspectos de su persona… Y me dije: Bueno, si escribo un guión como los de Favio me puedo dar el gusto de hacer las dos cosas, y después que lo filme otro. Pero eso tampoco sucedió…

Se calló de repente. Algo que sólo él había percibido, algo así como la caída de un alfiler a cincuenta metros de distancia, lo había interrumpido. Quizá ya no tuviese nada que decir. A su alrededor todo era oscuridad. Dos reflectores blancos y calientes los iluminaban a él y al periodista, que ahora dormía descaradamente.

Escrutó durante algunos minutos (¿minutos?) la pared de nada que tenía al frente. Luego buscó a sus costados. Nada: fuera de aquella reconfortable área iluminada no podía verse nada. ¿Y si no hubiese nada realmente?, pensó el artista, ¿si esto que veo fuese el mundo o el universo? Entonces comprendió: allí afuera no había nada, ni siquiera un periodista; todo era él y nada existía fuera de él o, mejor dicho, todo lo que existía lo hacía dentro de él: las entrevistas, las señoras, la moral, los guiones, el sexo, las cámaras, las lámparas con pantalla verde, las estrellas, Confucio, Shakespeare y un par de botas, el robo, las multas, las lágrimas y todos los primeros besos; además de los colores-olores-sabores y el calor, la vida y la muerte (¡contengo multitudes!) y las palabras que él usaba para animar todo, para crear todo; palabras que le parecían anteriores a él, eternas, aunque, ahora que lo pensaba, no recordaba haber nacido.