Gira, gira, girasol,
que tu vida es un infierno,
que en el día es el dolor
y en la noche su recuerdo.
Gira, gira, girasol,
y que nunca jamás sepa
que dentro tuyo hay amor
y que su fuego te seca.
No le digas, girasol,
cómo esperas para verlo
largas noches de calor
e infinitas de invierno.
Te deshojas hora a hora
por Febo que no aparece
y al ir pintando la aurora,
en tu alma el dolor crece.
Y, esperando marchitarte,
gimes, gritas y hasta imploras;
ya no es posible ayudarte:
¡es al sol a quien adoras!