Una noche, acostado junto a una oscura peruana,
yo era un cadáver a lo largo de otro
y pensaba junto a ese cuerpo alquilado
en la lenta resaca que consumía mi vida.
Me preguntaba cómo sería todo si yo fuese alguien,
si mi mirada estuviera llena de vida y mi cuerpo fuera deseado,
si de mi pelo no cayeran costras resecas de caspa
y los recuerdos de amor no se deslizaran por mi cerebro
como el agua oscura de las alcantarillas.
Cómo sería si a mi lado tuviera otro cuerpo igual de noble,
digno de ser besado desde los frescos pies hasta los cerrados ojos,
y dispuesto a ser expoliado como un pequeño país
yo era un cadáver a lo largo de otro
y pensaba junto a ese cuerpo alquilado
en la lenta resaca que consumía mi vida.
Me preguntaba cómo sería todo si yo fuese alguien,
si mi mirada estuviera llena de vida y mi cuerpo fuera deseado,
si de mi pelo no cayeran costras resecas de caspa
y los recuerdos de amor no se deslizaran por mi cerebro
como el agua oscura de las alcantarillas.
Cómo sería si a mi lado tuviera otro cuerpo igual de noble,
digno de ser besado desde los frescos pies hasta los cerrados ojos,
y dispuesto a ser expoliado como un pequeño país
por cada una de mis caricias.
Cómo sería si alguna noche, después de unas lágrimas alcohólicas,
alguien pudiera, solamente,-¡Oh, virgen de los mastraumados!-
agitar un poco las brasas de esta parrilla abandonada en el frío.
Cómo sería si alguna noche, después de unas lágrimas alcohólicas,
alguien pudiera, solamente,-¡Oh, virgen de los mastraumados!-
agitar un poco las brasas de esta parrilla abandonada en el frío.
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