Hoy cumplí el sueño de casi todos los diletantes disconformes con la carrera de Letras. Compartí vagón de la línea D con Fabiancito Casas.
Esto me inspiró un cuento. Sucede en el subte, permitiéndome abordar todos los grandes temas casianos: las drogas, los códigos barriales y las clases de karate.
Cucurto ya está regateando el precio del papel que le compra a los cartoneros de La Boca para sacarlo en una edición limitada de cartón corrugado pintado con témperas. Una mierda hermosa.
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